martes, 23 de junio de 2009

“Atención, señores clientes”

No sé si se habrán dado cuenta, pero así comienza el mensaje de aviso de las obras que se están realizando en la línea 6 del metro de Madrid, entre las estaciones de Legazpi y Laguna. Quizás no es el primer mensaje de este servicio público que comienza así, pero en todo caso es el primero que yo he escuchado, y he de decirles que me ha llamado la atención. Siempre he estado más acostumbrado a escuchar por la megafonía del suburbano fórmulas como “atención señores viajeros” más acordes con la naturaleza de un sistema de transporte que cada día da la posibilidad de desplazarse por las tripas de la gran ciudad a millones de personas.

“Atención, señores clientes” me hizo pensar, por un momento, que el metro de Madrid se había transformado, de repente, en una planta más de unos grandes almacenes. El estupor fue importante, he de confesar, y aunque probablemente sea algo anecdótico, creo que detrás de esa, en principio inocente, manera de llamar la atención a los viajeros, se esconde algo, algo con profundas raíces ideológicas.

Considero la fórmula que estoy comentando como un símbolo, un símbolo de una manera de entender la gestión pública, una manera muy particular de entenderla, que es, paradójicamente, hacer que la gestión pública sea menos pública, y que goza de bastante popularidad en Madrid en los últimos años.

El metro es un servicio público, y los que vamos en él no somos “clientes”, somos viajeros o como mínimo “usuarios”, transformarnos en “clientes” así, sin previo aviso y con alevosía (no se si con nocturnidad) es bastante llamativo.

Por que, además, no es verdad que seamos clientes, ya que, según la máxima mercantilista ,“El cliente siempre tiene razón” y, bueno, les invito a intentar reclamar su razón o pedir alguna compensación, por los numerosos retrasos y paradas que sufre el metro de Madrid, si consiguen un resultado satisfactorio, hagánmelo saber.

El “Atención, señores clientes” del metro, me hace pensar en otros robos a mano armada que sufre el lenguaje, como decir “operarios” en lugar de obreros o trabajadores, o hablar de “expediente de regulación de empleo” o asimilar “ciudadanos” con “consumidores”.


Ah, he venido para quedarme.



1 comentario:

  1. Al final terminarán abriendo parada dentro de los comercios...
    "próxima estación, sección de perfumería"

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