miércoles, 11 de mayo de 2011

Surrealismo electoral vs hiperrealismo social

¡Hagan juego señores! ¡Bienvenidos al circo! La campaña electoral ha comenzado, el humo en forma de propuestas incumplibles alcanza cotas inimaginables estos días. Ayer sin ir más lejos, nos hemos encontrado dos ejemplos mayúsculos de desfachatez electoral, Ionesco, Arrabal y Breton estarían orgullosos de ver como esa corriente en la que son maestros, el surrealismo, se instala cómodamente en la cotidianeidad política.

Por un lado, Esperanza Aguirre ha hecho suya una propuesta a las antípodas de su ultraliberalismo de corte y confección thatcherianos, diciendo que la entrega de la vivienda será suficiente para saldar la hipoteca que estrangula en estos momentos a cientos de miles de familias en España. Eso sí, cuando se lee la letra pequeña, como explica en su blog Nacho Escolar, se ve que, por supuesto no es oro todo lo que reluce, ni siquiera la más mínima parte. Nadie se puede creer que una de las personalidades políticas que más favores ha hecho a las grandes fortunas de Madrid de repente le dé un vahído social y se preocupe por los hipotecados. Ah, claro, que son elecciones.

Por otra parte, y en la otra esquina del ring, o de la urna, tenemos a nuestro insigne presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero que se despacha ayer con la siguiente frase "Quien diga que hemos hecho recortes miente como un bellaco". Carlos Carnicero deja bien clarito y en pocas palabras, los recortes que se han hecho. La amnesia es otra de las características de los periodos electorales.

Todo este surrealismo, esquizofrenia, trastorno de personalidad contrasta duramente con el hiperrealismo cotidiano de cientos de miles de familias españolas que no pueden pagar su casa. De millones de personas que quieren trabajar y no pueden, de aún más millones de jóvenes formados que pelean día a día por encontrar un empleo.

Queda cada vez más claro que en la sociedad de la representación nada es lo que parece, y nadie duda en ponerse uno u otro disfraz para conseguir sus objetivos.

Recomendación para ponerle música a la indignación



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