miércoles, 24 de noviembre de 2010

Yo, superviviente del Boom irlandés (traducido al español)

Hoy aprovecho el blog para dar difusión a un artículo muy interesante sobre la crisis irlandesa, el artículo está escrito por el escritor irlandés Julian Cough y tenéis la versión en francés en esta dirección web http://www.presseurop.eu/fr/content/article/403161-moi-survivant-du-boom-irlandais. He decidido traducirlo al español para que llegue a más gente. Espero que os resulte al menos tan interesante como a mi. Muchas de las cosas que cuenta me parecen completamente aplicables, por desgracia, a España.

Yo, superviviente del boom irlandés


El escritor irlandés Julian Goug ha pasado los años del 'tigre celta' viviendo casi solamente a base de amor y agua fresca. Hoy vive en Berlín y aquí está el relato de su existencia en aquellos años, él que era escéptico (y estaba arruinado) mientras que el resto del país caía en la fiebre inmobiliaria que ha terminado por arruinarlo.


Julian Cough

En Irlanda durante los años de la prosperidad, había que trabajar muy duro para no ganar dinero. Yo lo conseguí convirtiéndome en autor de novelas impopulares. Mi mitad, ella, lo logró transformándose en artista. Nuestros amigos ganaban pasta, nosotros hacíamos arte. Era perfecto. Después de todo, un escritor irlandés tiene el deber sagrado de estar en desconexión completa con su país.

Pero pasado el año 2000, lo que fue un boom irrefutable se ha transformado en una burbuja inmobiliaria que ha hecho perder a la gente el sentido de la realidad. En seguida el Irish Times, se dotó de un suplemento de anuncios inmobiliarios más espeso que el propio periódico. Mis amigos empezaron a comprar casas cada vez más caras. La deuda explotó, pero los medios preferían hablar de prosperidad.

El único periodista financiero irlandés que analizó claramente el fenómeno fue David McWilliams. El economista Morgan Kelly escribió un artículo sorprendente en el que diseccionaba todas las burbujas inmobiliarias de la historia. Irlanda había hecho todo lo incorrecto, multiplicado por cien. El país estaba completamente desplumado. Lo envié a todos mis amigos. Yo vivía por aquel entonces en Galway, en el oeste, mientras todos ellos se habían instalado en Dublín, corazón palpitante del Tigre celta.

No querían saber nada. Estaba equivocado. Después de todo, ellos se hacían cada vez más ricos, mientras que yo era cada día un poco más pobre. La nación entera se había emborrachado y hablar de burbuja podía suscitar reacciones agresivas.

Bertie Ahern, el Primer ministro irlandés del momento, ofreció un discurso por televisión en el que atacaba a personas como Kelly y McWilliams a los que acusaba de “seguir echando pestes y quejarse siempre...No se cómo la gente que hace eso no acaban por suicidarse” La multitud río y aplaudió.

El champán corría como la cerveza

Durante esa época, nuestros amigos comenzaron a tener hijos, y a mudarse a casas mayores. Pero conservaron sus anteriores residencias. Estaba perplejo. ¿Acaso la inversión no sigue dos reglas de oro? ¿No hay que diversificar las inversiones y no pedir créditos para especular? Sin embargo los bancos irlandeses se pusieron a aconsejar al asalariado medio a jugar a todo o nada contratando dos enormes hipotecas.

En Irlanda, una de cada dos conversaciones trataba del sector inmobiliario. La gente aprovechaba sus fines de semana para comprar apartamentos en Bulgaria. En el escaparate de nuestra agencia inmobiliaria local, encontrábamos promociones de pisos en Portugal. Pero mis amigos ya no me hablaban del ladrillo, ni de la burbuja y se ponían nerviosos cuando sacaba el tema. La verdad es que ya no nos frecuentábamos tanto.

Poco a poco, fui teniendo la sensación de ser como un pasajero de tercera clase en el Titanica, que ha visto el iceberg abrir una grieta a lo largo de toda la quilla y que iba corriendo hasta la sala de baile para dar la alarma...y todo el mundo sigue bailando mientras que el hombre es acompañado a abandonar la sala de manera educada. En esa época en Irlanda, si no eras propietario y no ganabas dinero, estabas en tercera clase.

Los alquileres, los precios, el consumo de cocaína, todo creaba burbujas que se hinchaban haciendo espuma. Una noche, en el hotel de Bono, mi compañera y yo hemos tenido una revelación mirando a nuestros amigos pedir descuidadamente botellas de champán mediocre a 90 euros cada una como consumían cervezas en el pasado. Alguien ha dicho “Bah, pagaremos a medias al final”.

Mi amada y yo nos miramos. Entre los dos teníamos diez euros, y habíamos previsto que nuestra agua con gas durase toda la noche. Teníamos restraso en el pago del alquiler. Nos disculpamos y nos marchamos. Irlanda se había convertido en un país de propietarios sin ni siquiera darse cuenta. Y nosotros solo estábamos de alquiler.

La ascensión sin fin de los precios de la vivienda

Terminé mi extraña novela sobre la Irlanda moderna. Los malos eran un promotor inmobiliario y un antiguo Primer ministro. Ningún editor quiso saber nada. ¡El libro era completamente absurdo! Los precios de la vivienda se habían multiplicado por tres en 10 años. Éramos ricos. La historia se acabó, Irlanda había ganado, gracias por callarte.

Poco después de haber superado sus rechazos, nos encontramos faltos de dinero, nuestra hija nació y nos echaron el piso el día de Año Nuevo de 2006. La propietaria de nuestro piso, tigresa celta, era encantadora pero había contratado una doble hipoteca sobre la casa para comprar otros pisos. No podía permitirse bajar el alquiler, éste estaba lejos de bastar para cubrir la hipoteca. Pero no importaba, ya que los precios de la vivienda estaban abocados a una ascensión sin fin.

Seguíamos teniendo algunos buenos amigos, incluso si no los veíamos nunca. Una pareja que trabajaba en la Banca nos consiguió una casa en Dublín cuyo alquiler era dos veces menor al precio de mercado. Pero la prosperidad seguía prosperando, y en poco tiempo no éramos capaces de pagar la mitad de un alquiler irlandés.

La amiga de un amigo que vivía en Los Ángeles, nos ha propuesto su casa, en un pueblo en Francia, sin pagar alquiler. Emigramos por 50 céntimos cada uno a bordo de Ryanair. Cogimos dos mochilas, todo lo que cabía en una olla como objetos de valor y un ordenador portátil. En Irlanda, hemos cruzado los años de miseria y paro, pero no hemos podido sobrevivir al boom.

La casa era minúscula, adorable, y a cuatro kilómetros de la tienda más cercana. Íbamos con el cochecito a través de los campos de lavanda y trigo. Mientras que en Irlanda la prosperidad llegaba a su paroxismo, nosotros, arruinados, cantábamos y saboreábamos los picnics debajo de un roble. Además una editorial compró mi libro.

Dimos con un hogar entre los demás artistas sin un duro que gravitan en Berlín, ciudad arruinada, buen negocio. Un funcionario escudriñó nuestras declaraciones de la Renta en irlanda. Nuestros ingresos se situaban muy, muy por debajo del salario mínimo, por debajo de las indemnizaciones por desempleo. Silbó y dijo “Sie leben auf Liebe und Luft” Vivís de amor y de agua fresca.


Estaban condenados pero no lo sabían

Un año más tarde, gané el BBC National Short Story Award por una novela que mezclaba el Fianna Fail, el partido en el poder en Irlanda, con El Mago de Oz. La gente pensaba que se trataba de una comedia. Me invitaron a participar en el mayor talk-show de Irlanda. Una limusina sobredimensionada ha venido a buscarnos al aeropuerto y nos ha dejado en un flamante hotelel cinco estrellas, construido gracias a las rebajas fiscales por promotores partidarios del Fianna Fail.

Esa noche, cuando me preguntaron por qué me fui de Irlanda, el pequeño país más rico de Europa, conté esta misma historia. Y añadí que el boom inmobiliario era ficticio. Que era como asistir a un desencadenamiento de una extraña religión en todo el país, como como si la gente enseñase pisos y dijesen “¿Ven esta casa? Pues vale cinco millones de euros” Salvo que no los valía, terminé.

Y, en medio del silencio helador del estudio, comprendí que aquí, todo el mundo había invertido en el ladrillo y preveía seguir invirtiendo. Que todos habían hipotecado su piso para comprar a sus hijos una casa que, pronto, no valdría casi nada. Estaban condenados pero no lo sabían. Un cuarto de la población me miraba fijamente. Creo que nunca me he sentido tan solo.

Suelo volver a mi país varias veces al año y veo a mis amigos, en un restaurante cada vez menos caro. Yo, sigo sin un duro, pero ahora, por lo menos, puedo pagar mi parte de la cuenta, y seguimos sin hablar de la vivienda.


viernes, 5 de noviembre de 2010

Señores, un poco de decencia.

¿Cómo os sentiríais si le prestáseis dinero a alguien y éste, en vez de devolveróslo rápido se dedica a pegarse la gran vida? ¿Engañados, estafados, con ganas de aclararle un par de cosas? Pues eso es lo que está pasando en estos momentos en las finanzas internacionales. Según la Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), sólo el 15% de las entidades financieras que fueron rescatadas con dinero público han devuelto todas las ayudas. Según el estudio publicado ayer por estas dos instituciones, "A 15 de octubre de este año, varios centenares de entidades financieras continuaban beneficiándose del apoyo público, y sólo el 15 por ciento de las entidades rescatadas por la crisis habían devuelto completamente las ayudas".

Sin embargo, durante la semana y hoy mismo, hemos podido ver como importantes entidades financieras tanto nacionales como mundiales no viven precisamente sus mayores días de austeridad.

Por un lado, hace dos días supimos, leyendo el diario El País, que el BBVA llegó "a un acuerdo con los principales accionistas del banco turco Garanti, el segundo privado más grande del país y el tercero en general, para comprar el 24,8% de su capital por un importe de 4.195 millones de euros. Para ello, ha adelantado que realizará una ampliación de capital de 5.000 millones para financiarla. La entidad española ha informado a los analistas de que la operación, que confía en cerrar en el segundo trimestre de 2011, creará valor para el accionista ya desde el primer día y que, combinada con la ampliación de capital, le permitirá elevar su ratio de capital de máxima categoría".

Por otra parte, otro gran banco, el HSBC, según afirma hoy la web de información económica Cotizalia, perteneciente a El Confidencial, ha señalado que sus resultados hasta la fecha prevén que sus resultados superarán con creces los de 2009.

Tampoco quiero olvidarme de esta noticia que apareció en el diario Público el pasado día dos de noviembre en la que se decía que las entidades financieras españolas " subirán las comisiones y los precios de los créditos para afrontar el complicado 2011 que tienen por delante".

Son sólo algunos ejemplos de todos estos magos de las finanzas que no se cansan de pedir a voz en grito el aumento de la edad de jubilación en nuestros países, que se aceleren los recortes sociales y se controle el déficit.

Todos ellos tienen la desfachatez de hacerlo sin haber ajustado cuentas con los estados, es decir sin haber devuelto los miles de millones de euros que les prestamos todos los ciudadanos de los países que acudieron raudos y veloces al rescate del sistema financiero internacional y que ayudaron a profundizar el tan manido déficit que sufren nuestras economías, ése que ahora quieren recortar a toda costa metiendo la tijera en las protecciones sociales, algunas ya muy exiguas en países como el nuestro.

PD. Cada vez tengo más ganas de ver esta peli....